Glaucoma
El glaucoma es peligroso porque en la primera fase de la enfermedad no se presentan síntomas, lo que hace que no se pueda detectar en la mayoría de los casos hasta la segunda fase. Precisamente en esta segunda fase aparecen defectos en el campo visual y pérdida progresiva de visión, lo que puede indicar que la enfermedad está en un punto avanzado nada más descubrirse. El glaucoma no presenta dolor en la mayoría de sus casos.
Tipos de Glaucoma
Existen varios tipos de glaucoma: de ángulo abierto, de ángulo cerrado, congénito y secundario.
Glaucoma de ángulo abierto
En el glaucoma de ángulo abierto, la mayoría de las personas son asintomáticas, por lo que una vez que se produce la pérdida de la visión, el daño ya es grave. Se caracteriza por una pérdida lenta de la visión lateral o periférica y puede llevar a la ceguera.
Glaucoma de ángulo cerrado
El glaucoma de ángulo cerrado se caracteriza porque el aumento repentino en la presión causa dolor, por lo que es una situación de emergencia, porque el líquido se bloquea dentro del ojo y no puede salir de él, lo que eleva la presión intraocular. Si ha tenido glaucoma en un ojo, está en riesgo de que el otro también lo tenga. Las causas abarcan desde fármacos como corticosteroides hasta gotas en los ojos o uveítis o diabetes.
Glaucoma Congénito
El glaucoma congénito es el hereditario, y normalmente se detecta en niños. Los síntomas son opacidad en la parte frontal del ojo, enrojecimiento de los ojos, sensibilidad a la luz, lagrimeo y agrandamiento de uno o ambos ojos.
Glaucoma Secundario
Por último, el glaucoma secundario ocurre debido a una causa conocida. Tanto el glaucoma de ángulo abierto como de ángulo cerrado pueden ser secundarios cuando son causados por algo conocido. Los síntomas generalmente se relacionan con el problema subyacente que causa el glaucoma. Dependiendo de la causa, los síntomas pueden ser como de glaucoma de ángulo abierto o de ángulo cerrado.
Diagnóstico del Glaucoma
Para diagnosticar el glaucoma hay que mirar dos variables. Una es la elevación de la presión intraocular por encima de 21 mm de mercurio y la presencia de una papila excavada. Cualquiera de estas dos circunstancias hacen probable el diagnóstico, especialmente si existen antecedentes familiares de la enfermedad y la edad es superior a los cuarenta años.
Una vez sospechado el diagnóstico, se pueden realizar otros estudios, como una exploración oftalmológica completa para comprobar la agudeza visual y observar todas las estructuras del ojo para ver si hay cegueras.